viernes, 30 de abril de 2010

Entrando a la dimensión desconocida

Todo comenzó con un Té verde de mango, en una Tetería de la c/Espíritu Santo, un miércoles después de clases y después de haber tenido un largo día de trabajo en el proyecto ARCO
Una cosa llevó a la otra, la larga plática, y la exhaustiva caminata nos llevó a un repentino cambio de escenario:  de la tranquilidad de la Tetería al escándalo de una disco llamada Sol y Sombra, cerca de Sol.
Dijimos: “Nos tomamos algo y nos vamos que el metro cierran a la 1:30”. La 1:30 se convirtió en 4:30 por lo que nos tocaba regresarnos caminando a cada una a su casa.
Para llegar a mi depar tengo que caminar dos calles muy largas: Montera (conocida como la calle de la prostitución), misma que cruzando la Gran VÍa (la avenida principal) se llama Fuencarral. Son como 25 minutos a pié (esta vez los más largos)
Una vez que empiezas a caminar por esa zona,  un miércoles a las 4:30 al parecer todo se transforma, me habría encantado filmar todo lo que vi, porque era de película (no puedo negar que me dio un poco de miedo).

Las prostitutas, que por lo general ves en las mañanas y tardes paradas en cada puerta, se desataron:
A la derecha: Tres prostitutas montadas una encima de otra tocándose. A la izquierda: dos prostitutas una bajándose el pantalón y otra subiéndose la falda. Sigues caminando. A la derecha: dos prostitutas correteando a un muchacho para ganarse la noche. A la izquierda: una prostituta cerrando el negocio y yendo para el motel. Sigues caminando: A la derecha : una prostituta gritándole al chico que pasaba delante de ella. A la izquierda: La prostituta que hablaba por teléfono… y más allá las dos prostitutas que se llevaban halando a otro muchacho.

Llegué a Gran Vía y me dije: Uff! Ahora sí a Fuencarral, se acabó el show. ¿Se acabó el show? Pues el show continuaba:
A la derecha: una gorda, pero exageradamente gorda, con un mini vestido negro, tacones altos, enseñando la mitad de los senos,  fumándose un tabaco. A la izquierda: dos travestis insultándose. Sigues caminando. A la derecha  unos emo formando botellón, de frente unos travestis que venían caminando y conversando de su noche (no necesitaban gritarlo, ¿no?), y de repente vi lo más horrible... no podía dejar de mirarla fijamente: era una señora vestida de negro, con un pañuelo negro en la cabeza, un poco jorobada, su cara muuuuy arrugada de la mala vida, ojeras bien marcadas, ojos y párpados pintados de negro intenso y con una mirada penetrante. ¡¡Era una bruja!! Era una bruja de verdad, tal cual la pintan en los cuentos. Bueno, seguramente era una gipsy, pero NUNCA me voy a olvidar esa cara y del escalofrío que me dio al verla.

Realmente me sentía en la dimensión desconocida o en uno de mis sueños bizarros. Lástima que no tenía una videocámara para que puedan verlo todo en slowmotion tal cual lo vi yo.

4 comentarios:

  1. Deberías ponerle diálogo y sería bueno para un cuento o un cómic. Cuídate.

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  2. Tipico en las calles de España!!! cae la noche y los servicios sexuales toman fuerza.... Es casi algo natural alla, ya la gente no se asombra... jejejjeje Y tambien sex shop's como terrasas para tomarse un cortado o una caña.... Es España.... donde tooooooooooodo puede pasar jejejejje!! Acostumbrate Mei.

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  3. JD. jaja ya pos, hagámoslo cómic!!!

    MARIUXI: jajaja ya me acostumbré a ver este tipo de cosas, pero a veces si me da mieditoo jeje sobre todo si estoy solita.

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  4. era la bruja de drag me to hell??? cuidado pekeña si te arranco un boton te jodiste jajaja

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